La psicología positiva irrumpió en el panorama psicológico con una promesa tentadora: enfocarnos en lo que funciona bien en lugar de obsesionarnos con lo que está mal. Nos ha prometido un mundo donde todos podemos ser infinitamente felices y exitosos si solo pensamos positivamente. Nos ha hablado de la fuerza de voluntad, la gratitud y el optimismo como si fueran fórmulas mágicas para conseguirlo todo. Pero, ¿y si la realidad fuera un poco más compleja?
Sin duda, esta perspectiva ha aportado valiosas herramientas para fomentar el bienestar y la resiliencia. Pero uno de los mayores equívocos sobre la psicología positiva es la idea de que podemos alcanzar un estado de felicidad permanente. La vida es un vaivén de emociones, y tratar de suprimir las emociones negativas o pretender ser felices todo el tiempo es un engaño. La experiencia humana es rica y compleja, y no puede reducirse a una simple fórmula para la felicidad. La psicología positiva, correctamente entendida, no trata de negar la existencia del sufrimiento, sino de desarrollar habilidades para afrontarlo.
La psicología positiva, en su versión más extrema, nos ha vendido la idea de que somos los únicos responsables de nuestra felicidad. Si estás triste, ¡es porque no estás pensando lo suficientemente positivo! ¡Si estás estresado, es porque no estás practicando suficiente mindfulness! ¡Si la vida te da limones, haz limonada! La psicología positiva no debe convertirse en una herramienta para negar la realidad o para culpar a las personas de su sufrimiento.
Vivimos en una sociedad desigual, donde el estrés crónico, la discriminación y la falta de oportunidades son factores reales que afectan nuestra salud mental. Todos vamos a pasar por duelos sin que nadie nos enseñe a transitarlos y no siempre vamos a tener a mano tiempo o recursos para reducir el estrés. La vida real está llena de altibajos, de pérdidas y de frustraciones por lo que está bien no estar bien a veces.
Aceptar la complejidad, cultivar la resiliencia, regirse por valores, mantener relaciones sanas son aspectos de la psicología positiva que se aprenden con esfuerzo y voluntad. Normalmente hace falta algo más que una frase motivacional para afrontar los desafíos de la vida.